Es un gran negocio que mueve miles de millones al año. La compra y venta de animales "exóticos" ha contribuido y es una gran amenaza para la desaparición de muchas especies y del equilibrio natural. Más de las tres cuartas partes de los animales capturados mueren durante su transporte, antes de llegar a su destino, la tienda, donde permanecerán enjaulados hasta ser comprados.
Cada año se explora indiscriminadamente las zonas naturales de nuestro planeta, principalmente en el trópico, en busca de especies exóticas vegetales y animales que sirvan para complacer la excentricidad de algunas personas. Estas pagan a veces cantidades exorbitadas de dinero por poseer la libertad de algún animal en peligro de extinción. Otras veces se paga dinero por productos derivados de estos animales tales como el polvo de cuerno de rinoceronte o un par de zapatos de cocodrilo del Nilo. El movimiento de animales y plantas en peligro de extinción así como los productos derivados de éstos, es lo que se llama tráfico ilegal de especies.
Este es una de las principales causas de la pérdida de biodiversidad en el planeta, ya que afecta a 700 especies en peligro de extinción y 26.300 especies amenazadas. Sirva de ejemplo estas cifras:
50.000 primates, 140.000 colmillos de elefante, 5 millones de aves, 10 millones de pieles de reptiles, 15 millones de pieles de mamíferos, 9 millones de orquídeas, 7 millones de cactus y nada menos que 135 millones de peces tropicales son comercializados anualmente, todo ello produce unos 800.000 millones de pesetas de beneficio. Estas plantas y animales son capturados en su hábitat original y son trasladados a otros países, y en el mejor de los casos viven el resto de sus vidas en un medio cuando menos hostil, pero la gran mayoría muere en el viaje, aproximadamente entre el 60% y el 80%. Y las especies más escasas son las más perseguidas (ya que su precio es mas alto), haciendo un circulo vicioso cuyo único final parece ser la extinción de la especie
El tráfico ilegal de especies es un negocio redondo, ya que está poco perseguido y tiene poco riesgo, además de tener unos enormes beneficios que hacen que sea comparable al tráfico de armas y al tráfico de drogas. La poca sensibilización de la sociedad así como la falta de actuación de las autoridades hace que este tráfico, en vez de diminuir, aumente.
Los compradores son principalmente Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, y los principales vendedores son países pobres corno los de Sudamérica, África y el Sudeste asiático. Pero el dinero que produce el comercio; ilegal de especies1 no revierte en estos países pobres, sino que se quedan en unas pocas manos que tienen el monopolio del tráfico. Por otro lado los países más afectados por el tráfico ilegal de especies son Argentina, Indonesia, Tailandia y España.
Por España pasa el 30% del tráfico mundial (unos 150.000 millones de pesetas), y esto que sólo es detectado el 50% del tráfico que pasa por nuestro estado. La situación geográfica de España (puerta de Europa), un nivel adquisitivo medio-alto, y su riqueza natural, hacen que el tráfico ilegal de especies se desarrolle notablemente.
Las especies que habitan en nuestro estado, sufren de manera más directa el cáncer que supone este tráfico, especies como: los osos pardos, los rebecos, los urogallos,
los linces, las águilas imperiales, los halcones peregrinos, los pequeños pájaros o los galápagos, son los más afectados.
Cada año se explora indiscriminadamente las zonas naturales de nuestro planeta, principalmente en el trópico, en busca de especies exóticas vegetales y animales que sirvan para complacer la excentricidad de algunas personas. Estas pagan a veces cantidades exorbitadas de dinero por poseer la libertad de algún animal en peligro de extinción. Otras veces se paga dinero por productos derivados de estos animales tales como el polvo de cuerno de rinoceronte o un par de zapatos de cocodrilo del Nilo. El movimiento de animales y plantas en peligro de extinción así como los productos derivados de éstos, es lo que se llama tráfico ilegal de especies.
Este es una de las principales causas de la pérdida de biodiversidad en el planeta, ya que afecta a 700 especies en peligro de extinción y 26.300 especies amenazadas. Sirva de ejemplo estas cifras:
50.000 primates, 140.000 colmillos de elefante, 5 millones de aves, 10 millones de pieles de reptiles, 15 millones de pieles de mamíferos, 9 millones de orquídeas, 7 millones de cactus y nada menos que 135 millones de peces tropicales son comercializados anualmente, todo ello produce unos 800.000 millones de pesetas de beneficio. Estas plantas y animales son capturados en su hábitat original y son trasladados a otros países, y en el mejor de los casos viven el resto de sus vidas en un medio cuando menos hostil, pero la gran mayoría muere en el viaje, aproximadamente entre el 60% y el 80%. Y las especies más escasas son las más perseguidas (ya que su precio es mas alto), haciendo un circulo vicioso cuyo único final parece ser la extinción de la especie
El tráfico ilegal de especies es un negocio redondo, ya que está poco perseguido y tiene poco riesgo, además de tener unos enormes beneficios que hacen que sea comparable al tráfico de armas y al tráfico de drogas. La poca sensibilización de la sociedad así como la falta de actuación de las autoridades hace que este tráfico, en vez de diminuir, aumente.
Los compradores son principalmente Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, y los principales vendedores son países pobres corno los de Sudamérica, África y el Sudeste asiático. Pero el dinero que produce el comercio; ilegal de especies1 no revierte en estos países pobres, sino que se quedan en unas pocas manos que tienen el monopolio del tráfico. Por otro lado los países más afectados por el tráfico ilegal de especies son Argentina, Indonesia, Tailandia y España.
Por España pasa el 30% del tráfico mundial (unos 150.000 millones de pesetas), y esto que sólo es detectado el 50% del tráfico que pasa por nuestro estado. La situación geográfica de España (puerta de Europa), un nivel adquisitivo medio-alto, y su riqueza natural, hacen que el tráfico ilegal de especies se desarrolle notablemente.
Las especies que habitan en nuestro estado, sufren de manera más directa el cáncer que supone este tráfico, especies como: los osos pardos, los rebecos, los urogallos,
los linces, las águilas imperiales, los halcones peregrinos, los pequeños pájaros o los galápagos, son los más afectados.
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